En el empalme e iniciando 2016, a los ganadores del pasado 25-O en Ibagué, algunos mis amigos, los veo aportando, con singular frenesí, chorros de iniciativas difíciles de rebatir en la transición de un cuatrienio mediocre y uno por verse. Sus ideas son buenas pero, a mi juicio, carecen de base ideológica y sociológica, limitación que puede convertirlas, por enésima vez, en reedición del viejo refrán: “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Ojalá no sea así.
En el empalme e iniciando 2016, a los ganadores del pasado 25-O en Ibagué, algunos mis amigos, los veo aportando, con singular frenesí, chorros de iniciativas difíciles de rebatir en la transición de un cuatrienio mediocre y uno por verse. Sus ideas son buenas pero, a mi juicio, carecen de base ideológica y sociológica, limitación que puede convertirlas, por enésima vez, en reedición del viejo refrán: “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Ojalá no sea así.